domingo, 2 de septiembre de 2012

Prométeme recuerdos

Dicen las calles que es verdad y ya no es sueño. Que dejé mi vida sobre ellas y sólo saben que llorarme y acusarme, desmentirme, recordarme. Me observaron tanto tiempo que si hablaran... ¡Madre mía, si hablaran! Serían pesadillas que sumadas al insomnio se reproducirían hasta la locura absoluta. Demencia engendrada.
Hoy he paseado por sus calles y calladas me han mirado con esos ojos de nostalgia. Paseando en sepia y gris de la mano de nadie, y es mentira. Es mentira que no fue vida, y miento si me niego, si olvido apagando la luz. He acariciado los muros que soportaron el peso de una pasión entristecida por la imposibilidad, que recibieron golpes y arañazos, caricias despedidas. Árboles que alimentaron las palabras que hoy resuenan en mi silencio inmutable, aquellas con las que nos destrozábamos. Pronunciadas y no. Y es hoy cuando después de ayer siento que es septiembre otra vez, como siempre; y tu frío, y el mío, y el suyo y el vuestro se unen en suspiros de un otoño cercano.
No deberían haber más lágrimas. Pero las sonrisas no me representan... Que yo echo de menos mis calles y mis callejones en los que el corazón corría de arriba a abajo asustado y gritando.
Sonrío si lo pienso, es verdad. Pero sólo es pasado jugando a ser presente, y ese puesto está ocupado en cada instante que sucede. Y suceden tantos...
¿Qué te voy a decir que no veas en mis ojos?
Sé que algún día, por más lejos que partamos, por más olvidos que compremos al Diablo a cambio de todas las almas que ya vendimos, por más que atente el tiempo contra el asfalto, volveremos a esas calles para llenarlas de recuerdos.
Prometido.


(Imágen de Brunilde, una artista de Deviantart)

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