martes, 20 de noviembre de 2012

Sin rumbo

Llórame despacio, llórame. Que mientras escribo directamente y sin papel pierdo tantas miradas...
Tú te alejas y mientras llegan y se van, vuelvo a deambular entre las calles estrechas que habitan de reojo en las fotos a color.
No me digas que no te acuerdas. No me digas nada.
Vivamos, me prometí hace tanto. Sólo vida alrededor, sólo andar y caminar, correr en contra de la brisa y el viento y huracanes que intenten contraponerse. Vuela alto ni demasiado, no mires abajo.
No mires.
No.
¿Lloras?
Hace tiempo que tu fantasma deambula entre nosotros, tan hermoso como el primer día, su piel de porcelana... Ni sus lágrimas ni sus caricias se desvanecen. Has decidido formar parte de nada, y aún así lo sientes todo, condenada.
¡Condenada!
¿Dónde está el mundo al cual perteneces?
Sonríe mirando el fondo de un alma como la que cargas. Aguanta la tristeza, que no te hace guapa. Vive como nunca y avanza. Regala esa alegría que no te hace falta. No es para ti. No para el mundo en el que vives. No te despidas. Repite. No te despidas.

No te hace falta...

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